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La enseñanza de ELE siempre había llamado mi curiosidad. Había buscado información varias veces, pero casi todo eran Másteres a distancia y bastante caros. La opción "on line" es algo que nunca me ha seducido. Los cursos a distancia no me convencen, necesito estar in situ. Pienso importante el sentimiento de pertenencia, de formar parte de algo, y desde mi casa, en la soledad de mi habitación, con mi ordenador, difícilmente me siento parte de nada más de lo que ya me siento sin necesidad de estudiar nada. Haber podido trabajar diariamente y con intensidad en una academia antes de empezar el Máster no ha hecho más que reforzar mi motivación para realizarlo. He disfrutado dando clases y preparándolas. También parto de la experiencia de contraste que supone haber hecho de profesor a personas sin recursos y que necesitan el idioma para sobrevivir, y a alumnos ricos que escogen y gastan importantes sumas de dinero en aprender un idioma en el país. Dos caras de una misma moneda en las que he comprobado también que ellos no tienen el mismo perfil de alumnos ni yo soy el mismo profesor en un sitio y en el otro. Ahora mismo, y pensando en estos dos primeros días de clase, se me ocurren ideas que podrían encauzarse hacia posibles trabajos de investigación o posibles reflexiones acerca de la enseñanza de ELE y el papel del profesor en el aula. Una de estas reflexiones es acerca de la diferencia a la hora de enseñar a immigrantes sin recursos y enseñar a clientes ricos. ¿Yo soy el mismo profesor?, pienso que no, ¿Por qué?; ¿Qué implicaciones tiene enseñar en uno u otro lugar?; ¿Qué diferencias hay entre los dos grupos? Una muy clara es el perfil del estudiante. En el caso de los inmigrantes, en su mayoría provenientes del continente africano, eran el 95% hombres que han llegado hasta aquí para buscarse la vida, mientras que en International House eran, en su mayoría, mujeres o chicas jóvenes con motivaciones personales por aprender Español y con un alto poder adquisitivo. ¿Supervivencia versus superación personal? Así que de aquí parto, desde cierta experiencia, pero la suficiente como para hacerme una idea de dónde me estoy metiendo.

He dado clases, he trabajado de ello y gran parte de mi éxito ha sido por la preparación previa de cada clase. No conozco exhaustivamente las profundidades de la lengua, no saldría vivo de un análisis sintáctico en un examen, pero ante una preparación y una programación previa me siento confiado, y, al final, voy aprendiendo todos aquellos conocimientos que me faltan o que sé a medias a medida que los enseño. No pienso que la gramática lo sea todo, muy importante sí, evidentemente, pero no lo es todo. Me parece más importante ser capaz de motivar y hacer que el alumno esté motivado porque sino ya puedes saberte la "Gramática didáctica del español" de Leonardo Gómez Torrego entera, que no vas a llegar a ninguna parte. Veo necesario realizar una inmersión más profunda en el estudio de la gramática, lo necesito para sentirme más seguro a la hora de abordar una clase. 

Por el momento, tras la presentación del viernes, mi primer día en Mundet lo empecé leyendo "La dimensión afectiva en el aprendizaje de idiomas", edición de Jane Arnold. Es el primer libro que cojo prestado de la biblioteca y que he recogido de la amplísima bibliografía que ha colgado Jaume Batlle para su asignatura Conceptos Fundamentales. Supongo que haber escogido este tema ante tamaña bibliografía da pistas de hacia dónde voy, aunque todavía no sabría decantarme hacia ningún lado en concreto.

Me siento motivado pero con el vértigo que da el abismo de querer aprender, estudiar, leer y, en resumen integrar, demasiados conocimientos al mismo tiempo. Me interesa la investigación del aprendizaje y de la enseñanza en general y de LE en particular, y también tengo mucha necesidad de conocer en profundidad la gramática, al tiempo que quiero aprovechar los trabajos propuestos en cada asignatura. Espero que la autoexigencia y la ansiedad no puedan conmigo. 

Parto también de una situación inestable. Todavía no estoy instalado en Barcelona. Estoy en Sabadell en casa de una amiga y, entre la búsqueda de habitación, los trenes de ida y vuelta y demás, me resulta difícil concentrarme del todo en los primeros trabajos que debemos empezar a hacer. Parto con ganas de ubicarme definitivamente para todo el curso y poder así estar más relajado y con tiempo para aprovechar en la biblioteca, porque una cosa que creo que vislumbro es que los próximos nueve meses voy a vivir en ella. 

Veo el Máster como una inmersión total en ELE. Como un proceso del que salir con herramientas y conocimientos que me permitan presentarme como profesor con total confianza. Soy muy autoexigente y, antes que nada, necesito saber que dispongo de los conocimientos necesarios para ello. El primero que se tiene que creer que puede ser buen profesor soy yo y espero que este Máster me ayude a ello. También espero de este Máster que me dé la oportunidad de trabajar, que me permita tener una buena carta de presentación para trabajar allí donde sea necesario. No tengo un destino preferido ahora mismo, pero sí el deseo de poder ganarme la vida con ello allí donde tenga que ser.

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