ALBERTO GARCÍA
ISLANDIA
Hemos empezado un proyecto de telecolaboración con alumnos de español de una universidad de Islandia. Delia, compañera del Máster, y yo hicimos el siguiente video con tal de presentarnos a nuestra futura alumna:
Al contrario de lo que pueda parecer, el hecho de que ambos seamos muy escépticos con la tecnología ha propiciado un clima muy distendido a la hora de empezar esta telecolaboración. Tomárnoslo como un juego ha facilitado la comunicación y el proceso creativo.
Personalmente estoy sobresaturado de tanta tecnología y tanta aplicación que nos invade la vida diaria. Estaba pensando en quitarme el Smartphone y reducir el acceso a tanta información para poder centrar mi atención en el Máster, y de pronto ha llegado esta asignatura que me pide todo lo contrario… En fin, supongo que no voy a poder escapar.
Al final nos lo estamos pasando bien con este trabajo. Tras superar el temor de hacer la primera videoconferencia, parece que todo marcha con fluidez, pese a los problemas técnicos que tuvimos. El primer contacto visual y auditivo (que se puede ver en el vídeo de aquí abajo) con Thea, nuestra alumna islandesa, estuvo marcado por un audio deficiente debido a que ella estaba conectada a través de su teléfono ya que se acababa de mudar de casa. Lo superamos y conseguimos realizar una entrevista de la que poder sacar conclusiones respecto a su competencia comunicativa en español. Thea ha sido una grata sorpresa porque es alegre y entregada pese a que es parca en palabras y no tiende a desarrollar ideas sino más bien a responder de forma breve, lo que me obliga a estar improvisando y produciendo continuamente, cosa no me importa en absoluto. Tras realizar un análisis de necesidades llego a la conclusión de que controla los tiempos del modo indicativo, pero que el subjuntivo lo desconoce y produce frases como: “Que no sería tan tímida” al preguntarle “¿Qué consejo le darías a Thea de pequeña?”; o “La mujer quería que su marido viene” cuando pretendía decir “viniera”; o en la frase “Hay mujeres que quieren trabajar en construir, pero no sienten que pueden”, en lugar de “puedan”. Otro error recurrente es el uso del verbo recordar por el de acordarse produciendo “me recuerdo” en lugar de “me acuerdo”.
Respecto a la asignatura de TIC tengo mis dudas sobre el por qué tener esta asignatura como obligatoria, ya que pasado mañana habrá otra tecnología y nos tendremos que adaptar a ella, por lo que al final, como con toda la tecnología, la aprendes cuando la necesitas. Para mi este proceso da cuenta del terror que se tiene en el sistema educativo, y más en concreto en las carreras y formaciones para estudiantes que van a ser profesores, a que se les ponga en el lugar de profesores desde el primer momento. En cambio por videoconferencia sí se acepta en seguida. Me hace gracia, la primera experiencia como profesores en un máster de profesores será, para muchos, después de cinco meses de haber empezado y mediante una pantalla, como si no fuera posible en el mundo “real”.
Por otro lado ha estado bien poner en marcha una actividad que alimenta mi faceta teatral. Esta es otra demostración de que la técnica no sirve de nada si no hay nada detrás. A nosotras, a Delia y a mi, la tecnología no nos emociona que digamos, más bien huimos de ella, sin embargo hemos realizado una presentación que, para haberla planteado, preparado y realizado en 15 minutos, no está nada mal y, sin premeditarlo, cumple casi todos los mínimos necesarios de un producto de estas características. ¿Por qué? Porque somos tecnológicamente muy hábiles? No, porque las cualidades necesarias para realizar una presentación no te las da la tecnología, te las da otras disciplinas como el teatro o la experiencia. Con esto vengo a decir que por mucho que uno sepa de TIC no necesariamente sabe sobre cómo ofrecer un buen contenido. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que por mucho que sepa de TIC no voy a dar una buena clase de español por videoconferencia. Son otras las herramientas que me van a ayudar a dar una buena clase, y son las que me parecen más importantes. Primero el contenido, luego las TIC ya cada uno se ocupará de ponerlas al servicio de, y no al revés.