Si tengo que mostrar evidencias de aprendizaje de lo que llevo de formación en este Máster, la palabra que resuena en mi cabeza una y otra vez es: bloqueo. Así es como me he sentido durante la mayor parte del tiempo, lo que me ha llevado a concluir que la mayor muestra de aprendizaje que podría dar sería la de la gestión de la ansiedad y la frustración, si supiese cómo mostrarlo. No me siento con los recursos suficientes para saber, o por lo menos  ser consciente, de lo que he aprendido o dejado de aprender. Tampoco he sabido procesar la información del contenido del Máster para hacer frente a la consideración sobre qué es lo que me ha aportado. No sé si me veo capacitado para reflexionar acerca de la asimilación de la información y los trabajos realizados cuando ni siquiera los he digerido. No he hecho más que intentar procesar información para luego pelearme con ella con tal de transferirla a mi producción autónoma. Lo siento, pero soy de digestión lenta. Tardé 32 años en iniciar una carrera y más de cuarenta en empezar un Máster. No soy capaz de engullir como un cerdo y producir como un colibrí. ¡Ojalá lo fuera! De momento voy engullendo como un cerdo y con no atragantarme tengo más que suficiente. Así que las evidencias de aprendizaje ni las visualizo, pero seguro que, algún día, en algún momento, algo saldrá a la luz. O no. Me faltan pautas claras y referencias concretas, más allá del amasijo de información inasumible que supone la inmersión en el Máster. Mi reflexión está teñida de frustración porque me falta disfrutar de alguna manera para poder recuperar eso que siento que estoy aprendiendo ahora, en otro momento. Porque de lo que me acuerdo de lo que he estudiado en el pasado es de lo que he disfrutado y de lo que he aprendido sintiéndome como partícipe de un proceso. Y no veo que ahora sea así. Y me fastidia. Me fastidia que pese a pasarme horas leyendo artículos, dándole vueltas a cosas como cómo editar esta página de Wix para poner una entrada, sin llegarlo a conseguir del todo, o estar en un proceso de aprendizaje para ser profesor estando el 99 por ciento de las horas sentado como alumno, me sienta como si estuviera aprendiendo a nadar leyendo manuales y mirando vídeos de Mireia Belmonte. Un absurdo. Me encuentro sumido en una paradoja: estoy estudiando para realizar un trabajo que ya conozco y que me parece grato y agradecido, con el que me siento realizado y desde el que trabajo con fluidez, sumido en un proceso de estudio que lo que me proporciona es todo lo contrario: bloqueo, frustración e insatisfacción.